Las personas falsas

Por Elvis Gómez Mena | Editor de cawtv.net | Managua.-

Cuando vemos a una persona falsa, de esos hipócritas que sobran en Nicaragua decimos que: «ese tiene dos caras». Y no es para menos, pues se trata de aquellos individuos que se acostumbran a las circunstancias y de acuerdo a sus intereses particulares le dicen a la «víctima» lo que desea escuchar. Si choca o no con sus principios –(¡¿Qué es eso?!)-, es otro asunto, pero que no perjudique sus intereses.

Con sobrada razón, otros también llaman a estos indeseables «serrucha pisos», o «brochas», e incluso se utilizan términos más groseros. Todos los identificamos a kilómetros de distancia porque son muy evidentes; llegan de primeros a saludar al jefe, lo santiguan y si pueden hasta le limpian los zapatos, porque la idea es ganarse el puesto a como dé lugar, y si para mantenerse o ascender tienen que “llevarse entre las patas” a sus compañeros, no importa. Son como un matapalo, un parásito que lo invade todo. Los hay en la función pública, y en la empresa privada. Son verdaderos maestros en utilizar a sus propios compañeros y «amigos», para nada es poco con tal de escalar los peldaños que los llevarán a conseguir su beneficio personal. Pero tranquilos porque “son solo lengua” y lo que hacen son menudencias, pero los trabajos importantes… ¿qué es eso? Por eso se terminan “cayendo” y humillando solos. Es una «gente muy simpática» que reparte abrazos, estrechan manos y, dicen alabanzas a más no poder tratando de quedar con uno o con otro.

A los políticos con mayores posibilidades les dan contribuciones sin importarles su ideología, siempre y cuando esa contribución les permita en un futuro cercano pasar la «factura» para reponer su «inversión» con creces… porque gratis no hay nada, y si todo sale bien, incluso, ellos mismos se meten a «políticos», y entonces, el negocio es redondo. Lo más increíble es que esta «fauna», que durante décadas ha hecho lo que le viene en gana, sigue creyendo que todavía no nos hemos dado cuenta de su grotesco jueguito.

Los unos y los otros tienen los mismos vicios aunque vengan de diferentes tiendas, al final, como sabiamente dice el mismo pueblo «todos se tapan con la misma cobija». El asunto es obtener la mayor información posible para luego acomodarla a como más les convenga, sin importar el daño que se pueda causar con ello.

Así son los que tienen la misma “cara” pero con personalidades distintas, ellos son el verdadero matapalo de nuestra sociedad, ahí, a la par suya, hay uno o varios… las características son las mismas, “brochas”, serviciales en exceso, ríen los chistes al jefe aunque no lo entiendan o no tengan gracia, son expertos en hacer chismes. Pobrecitos, son tan “torpes” que piensan que tienen a sus jefes en las manos, sin entender que están siendo utilizados y que son el hazmerreír de la gente inteligente. Finalmente, esos mediocres terminan con “el rabo cortado”, mientras que los menos “brochas” ascienden a los puestos importantes. Por intentar destruir a la gente buena y talentosa, se olvidan de trabajar y por eso terminan “de patitas en la calle”.

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