La cifra de feminicidios en El Salvador se eleva este año más del 12 por ciento

Según cifras de la Policía Nacional Civil (PNC), los homicidios de mujeres en el año 2018 fueron 383, frente a los 469 reportados en 2017, lo que supone que fueron asesinadas 86 menos. EFE/Archivo
San Salvador | EFE.-

La cifra de feminicidios registrados en El Salvador en lo que va del 2019 se elevó más del 12 % frente al mismo lapso del 2018, informó este jueves el director de la Policía Nacional Civil (PNC), Howard Cotto.

El jefe policial precisó que entre el 1 de enero y el 13 de febrero fueron asesinadas 46 mujeres, mientras que en el mismo período del 2018 la cifra fue de 41, una diferencia de 5 muertes violentas más.

Cotto apuntó que, pese al incremento en el número, no considera que exista una «tendencia que se consolide al incremento de los feminicidios» y que es necesario «esperar un período más largo de tiempo» para determinar si existe o no dicha inclinación.

Por otra parte, explicó que la cifra general de asesinatos disminuyó en el período en estudio un 13,8 %, pasando de 433 homicidios en 2018 a 373 en la actualidad.

El Salvador es considerado por Amnistía Internacional (AI) como uno de los países más peligrosos del mundo para las mujeres, ya que solo en 2016 y 2017 registró tasas de feminicidios de 16 y 12 por cada 100.000 habitantes, respectivamente, por encima de lo considerado a nivel internacional como una epidemia.

Según cifras de la PNC, los homicidios de mujeres en el año 2018 fueron 383, frente a los 469 reportados en 2017, lo que supone que fueron asesinadas 86 menos.

Cotto aseguró en diciembre de 2018 que la institución investiga «como feminicidio todos los casos» de muertes violentas de mujeres y que depende del Ministerio Público o de los jueces determinar si cumplen o no las características de asesinatos por odio.

Las autoridades atribuyen la mayoría de las muertes violentas, incluidos los feminicidios, a las pandillas Mara Salvatrucha (MS13), Barrio 18 y otras minoritarias, que poseen más de 60.000 miembros.

Estas bandas, un fenómeno considerado como herencia de la guerra civil (1980-1992) y que se fortaleció con la deportación de pandilleros de Estados Unidos, han resistido a los planes de seguridad implementados en las últimas cuatro administraciones.

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