Países de América Latina y el Caribe sellan compromiso conjunto de actuar sin demoras para alcanzar seguridad alimentaria en la región

Laura Suazo, secretaria de Agricultura y Ganadería de Honduras; Zulfikar Mustapha, Ministro de Agricultura de Guyana; Santiago Cafiero, canciller argentino; Manuel Otero, Director General del IICA; Gustavo Martínez Pandiani, Coordinador de la Presidencia Pro Témpore de CELAC; Mario Lubetkin, representante regional de FAO; y Jorge Solmi, Secretario de Coordinación Federal Agropecuaria de Argentina.
Buenos Aires, (IICA).-

Más de 20 ministros, viceministros y altos funcionarios de Agricultura de América Latina y el Caribe intercambiaron experiencias e ideas junto a funcionarios de organismos internacionales y acordaron profundizar los esfuerzos de cooperación en el combate a la inseguridad alimentaria en la región.

El compromiso fue alcanzado durante una reunión de Altas Autoridades destinada a fortalecer la integración, organizada por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y la Organización de las Naciones Unidas para  la Alimentación y la Agricultura (FAO).

América Latina y el Caribe están atravesando un contexto económico, social y ambiental complejo, derivado de la crisis post pandemia de Covid-19, la secular desigualdad social, los efectos del cambio climático, el conflicto entre Rusia y Ucrania, y las sucesivas crisis económicas e inflacionarias que han profundizado el hambre y la inseguridad alimentaria.

En este contexto, los representantes de los países consideraron que es muy relevante la integración regional para enfrentar la inseguridad alimentaria que aqueja a millones de latinoamericanos y caribeños. La problemática tiene efectos muy profundos en quienes la padecen y se asocia a niveles de pobreza, condiciones de vulnerabilidad y desigualdades sociales.

Para alcanzar la seguridad alimentaria –dijeron los participantes- se requieren sistemas agroalimentarios que sean más inclusivos, eficientes, resilientes y sostenibles que proporcionen dietas saludables para toda la población.

La reunión se desarrolló de manera híbrida en Buenos Aires, Argentina, país que ejerce la presidencia pro témpore de la CELAC.

El canciller argentino, Santiago Cafiero, abrió la actividad junto al Director General del IICA, Manuel Otero, y el subdirector general y representante regional de FAO, Mario Lubetkin. También participaron Zulfikar Mustapha, Ministro de Agricultura de Guyana; Laura Suazo, secretaria de Agricultura y Ganadería de Honduras; Gustavo Martínez Pandiani, Coordinador de la Presidencia Pro Témpore de CELAC; Jorge Solmi, Secretario de Coordinación Federal Agropecuaria de Argentina y Fernando Camargo, Representante del IICA en Argentina.

“La CELAC, el IICA y FAO constituyen un solo bloque para trabajar sobre problemáticas regionales profundas, que tenemos que seguir abordando. Necesariamente es así. No hay soluciones mágicas. Tenemos que seguir abordándolas con integración, inteligencia y con multilateralismo solidario”, dijo Cafiero.

El ministro de Relaciones Exteriores y Culto de Argentina agregó: “Encauzar un multilateralismo solidario es trabajar coordinadamente con todas las instituciones y con el mismo objetivo: buscar sociedades más justas, que se puedan desarrollar en plenitud y que achiquen, en el caso de América Latina y el Caribe, esas brechas de accesibilidades que postergan a grandes poblaciones de nuestros territorios”.

Manuel Otero explicó que hay una larga tradición de colaboración de los países de la región en los temas de agricultura y alimentación. “Mucho hemos avanzado –apuntó- en estas décadas. América Latina y el Caribe pasó de representar alrededor del 9% de la producción agropecuaria mundial en 1961 a algo más del 13% hoy. Como comparación, la Unión Europea representa el 9% y Estados Unidos y Canadá, un 11%. Además, la nuestra es la principal región exportadora neta global. Por lo tanto, lo que hagamos en nuestra región es crucial para la seguridad alimentaria del planeta”.

“No obstante –añadió-, también sabemos que en nuestra región hay grandes desigualdades entre países y dentro de los países. Veníamos sufriendo una serie de problemas desde hace ya varios años y últimamente se sumó la guerra en Europa y la desaceleración de la economía mundial por los cambios en las políticas macroeconómicas en los países desarrollados. Todo esto ha hecho que diferentes indicadores de desnutrición e inseguridad alimentaria hayan aumentado”.

Otero felicitó a la CELAC, actualmente con la presidencia de Argentina, “por haber decidido actualizar esos esfuerzos a la luz de las nuevas y difíciles circunstancias.  Este va a ser el tema de análisis y aprendizaje conjuntos y, es de esperar, de acción colectiva posterior por parte de los países involucrados”.

De la urgencia a la oportunidad

Martínez Pandiani puso el foco en que los países de la región comparten el diagnóstico de que hay un sentido de urgencia en materia de seguridad alimentaria, que puede ser transformado en oportunidad, debido a la gran productividad agropecuaria de América Latina y el Caribe.

“Cuando logremos pasar esta etapa crítica, marcada por las nuevas condiciones del escenario internacional, tendremos una gran oportunidad porque somos una región que produce buena parte de las proteínas que el mundo consume y demanda”, dijo Martínez Pandiani, quien contó que al incluir este año a la seguridad alimentaria en el centro de la agenda de la presidencia pro témpore de la CELAC se buscó a la FAO y al IICA, «quienes tienen la expertise y son los organismos que más saben del tema».

El diplomático consideró que el camino es la unidad en la diversidad: “Tenemos que preguntarnos cómo hacemos para que cada uno, con su propia realidad, logre integrarse en un sistema solidario de cooperación técnica y política. La respuesta va a llegar si nos animamos a innovar y a salir de las recetas clásicas, que se fueron por la ventana con la nueva situación internacional”.

Lubetkin sostuvo que es posible mitigar los efectos de la crisis: “Quisiera reconocer la voluntad de los gobiernos, las organizaciones, la academia, el sector privado y la sociedad civil para posicionar al sector agroalimentario en el centro de las agendas de desarrollo y responder al triple desafío de combatir el hambre, la pobreza y la desigualdad”.

El alto funcionario de la FAO recordó que «entre 2019 y 2021, el número de personas que sufrieron hambre en América Latina y el Caribe aumentó de 43,3 millones a 56,5 millones, lo que significa un incremento del 30%. Este aumento del hambre y la inseguridad alimentaria puede tener consecuencias irreversibles para el desarrollo sostenible de nuestros países, afectando sus dimensiones económica, social y ambiental. Esta situación es una paradoja considerando que América Latina y el Caribe produce alimentos para más de 1.300 millones de personas, es decir, el doble de su población”.

El ministro guyanés, Zulfikar Mustapha, exhortó a actuar sin más demoras en pos del objetivo de erradicar el hambre en 2030. ”Tenemos que actuar juntos ya y hacer mucho más para que el mundo alcance el segundo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, afirmó.

“Debe quedar claro –sostuvo- que la solución existe. Lo que se requiere es voluntad política y financiación para que las nuevas ideas puedan ser transformadas en acción. Necesitamos compartir experiencias, profundizar la cooperación bilateral y promover también compromisos multilaterales. Se trata de aprender del otro para ser mejores y construir resiliencia contra la crisis y contra el cambio climático, que nos afecta a todos”.

Laura Suazo, primera mujer a cargo del área de Agricultura en Honduras y presidenta del Comité Ejecutivo del IICA, exhortó a decirle no al hambre en el mundo. “No hay ninguna justificación para que siga existiendo”, afirmó.

“El derecho al alimento es fundamental para que los chicos puedan estudiar y para que los adultos puedan trabajar. Es el derecho a la esperanza de la gente pobre de poder cambiar su situación. Evidentemente algo estamos haciendo mal en América Latina, porque somos la mayor región exportadora neta de alimentos en el mundo. Es tiempo de cambiar”, concluyó.

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