A 80 años del desembarco en las playas de Normandía

Por: Elvis Gómez Mena | Editor de Opinión cawtv.net.-

A pasos lentos y viejos, volvieron una vez más a las playas donde, ochenta años atrás, saltaban de las lanchas y corrían bajo torrenciales lluvias de balas. Allí, donde vieron caer tantos soldados, los pocos y ya centenarios sobrevivientes del desembarco en Normandía evocaron aquella batalla increíble. Hubo brindis, canciones, desfiles de Jeeps Willys y de camiones Dodge 6×6, entre tantos vehículos que aquella vez bajaron de los barcos cargando soldados y armamentos.

Todos los años se evoca aquella gesta que marcó el inicio de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial. Cuando se cumplen décadas, las celebraciones son mayores. Como ahora, al cumplirse ochenta años de uno de los momentos claves de la historia del siglo 20. Sin embargo, algo oscureció esta recordación.

A diferencia de las anteriores, las evocaciones del desembarco en Normandía en lugares que fueron infernales campos de batalla, como la playa de Omaha, ocurrieron a la sombra de algo que se descartaba en todas las recordaciones anteriores del Día D: el riesgo de otra guerra desgarrando a Europa.

En aquel conflicto, el Tercer Reich y sus aliados fascistas eran el mal absoluto que debía erradicarse. La Rusia soviética estaba en la misma trinchera que Estados Unidos Gran Bretaña. Faltaban años para que quedara a la vista que la Alemania nazi no era el único totalitarismo, porque el comunismo estalinista también era una maquinaria criminal y totalitaria. Pero acabada la Segunda Guerra Mundial, y aún en los peores años de la Confrontación Este-Oeste, sobre Europa no creció un peligro tan grande de guerra continental como el de este tiempo sombrío.

Nunca en estos 80 años todos los estados europeos empezaron a organizarse para una guerra en gran escala. También es la primera vez que las potencias europeas que construyeron la OTAN consolidando la asociación militar con los Estados Unidos, imaginaron que esa sociedad con la potencia americana podía desaparecer.

Todas las evocaciones del desembarco en Normandía tenían como protagonistas a los soldados estadounidenses que saltaban de los barcos y las lanchas a las playas, y avanzaban hacia las colinas desde donde les disparaban los soldados alemanes. Pero en la conmemoración de este 6 de junio, aquella alianza indestructible parece un recuerdo remoto, irrepetible.

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