Managua | EFE.-
Al igual que en los últimos 29 años, el baile de las “vacas culonas” y una corrida de toros abrieron el telón, este domingo en Managua, de las fiestas más grandes de Nicaragua, en honor de Santo Domingo de Guzmán, que atrae a más gente que el patrón de la ciudad, Santiago Apóstol.
Decenas de hombres y niños se reunieron en las calles de los antiguos barrios orientales de la capital nicaragüense para protagonizar el tradicional baile de las “vacas culonas”, llamado así por el atuendo de cada participante, que consiste en un par de cuernos de bovino y una falda que simula un enorme trasero, que mueven de forma alocada con música filarmónica de fondo mientras intenta embestir a quien esté cerca.
No muy lejos, los vecinos cumplieron con la tradicional corrida, en la que decenas de toros fueron liberados, como si se tratara de las fiestas de San Fermín en Pamplona, pero con una diferencia: En Managua la calle está cerrada y no hay hacia dónde correr.
Así como en las “vacas culonas” la alegría estaba en ver quién movía mejor el trasero, en la corrida de toros el clímax llegaba cuando un toro enfurecido alcanzaba su objetivo, que no era otro que un valiente mal ubicado.
La reunión de las “vaca culonas” y la corrida de toros fue celebrada de manera especial esta tarde, ya que por primera vez en tres años lo hicieron con la certeza de que al día siguiente la imagen de Santo Domingo de Guzmán saldrá de su templo, algo que no ocurría desde 2019, como consecuencia de la pandemia de covid-19.
Al igual que en otros bailes tradicionales de Nicaragua, los protagonistas de las “vacas culonas” y las corridas de toros lo hicieron como un sacrificio, en pago de promesas al venerado católico por favores recibidos.
Se asume como un sacrificio porque quien se disfraza de “vaca culona” se expone a las burlas y risas de los demás; en el caso de las corridas de toros, se arriesga la vida.
La tradición de las “vacas culonas” ya existía desde la primera mitad del siglo XX, tras el terremoto que devastó Managua en 1931, sin embargo, no se reunían para danzar hasta 1996.
Las corridas de toros, por su parte, han acompañado las fiestas de Santo Domingo de Guzmán desde sus inicios, cuando el barrio San José se encontraba en la periferia de Managua, en 1885.
Según sus organizadores, las “vaca culonas” y la corrida de toros pueden atraer a unos 3.000 curiosos a las calles del barrio San José, ahora en el norte de Managua, tras la expansión de la ciudad.
Mientras las “vacas culonas” y los toros animaban el ambiente, a unos diez kilómetros al sureste, en las afueras de Managua, un grupo de creyentes católicos alistaba la imagen de Santo Domingo de Guzmán, que cada 1 y 10 de agosto mueve en romería a cientos de miles de fieles y no tan fieles.