La cita de la ALBA, parte de un pulso a EE.UU. por la Cumbre de las Américas

La Habana | EFE.-

La reunión de líderes de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (ALBA) de este viernes en La Habana es parte del pulso entre EE.UU., de un lado, y Cuba, Nicaragua y Venezuela, de otro, a raíz de la decisión de Washington de excluirlos de la Cumbre de las Américas, según expertas consultadas por Efe.

Aunque a corto plazo La Habana, Caracas y Managua se erigen como vencedores de esta puja -por las críticas que la decisión de EE.UU. ha suscitado en América Latina-, a largo plazo se entrevé una erosión de la confianza regional y se evidencia la falta de un mecanismo vertebrador e incluyente en el hemisferio occidental, clave para afrontar desafíos como la migración, el desarrollo económico o el cambio climático.

Para la mexicana María Cristina Rosas, académica en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la cumbre de la ALBA tiene dos mensajes: «El primero es que, si EE.UU. hace exclusiones, ellos también tienen foros alternativos en donde se pueden reunir y excluir a Washington. El otro mensaje es que hay un sistema excluyente en toda la región».

Claudia Marín, investigadora especializada en América Latina del Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI) de Cuba, cree que la cumbre de la ALBA será una «ratificación de la soberanía nacional y regional, no compatible con políticas injerencistas» porque América Latina y el Caribe no deben ser asumidas «como patio trasero o delantero de ninguna potencia externa».

Rosas cree que Cuba, Venezuela y Nicaragua han ganado el pulso a EE. UU. y que Washington apenas tiene ya margen de maniobra o la posibilidad de una salida airosa: «En cualquier escenario EE.UU. quedará mal. Si los invita, se va a ver débil; y si no los invita, se expone a que los que dijeron que no iban cumplan con su palabra».

Considera además que la decisión de la Casa Blanca de excluir a tres países fue «una metedura de pata» y una «pésima gestión». «Con esta invitación parcial (EE.UU.) refuerza una posición de poca cooperación con la región», afirma.

En esta misma línea, Marín señala que Washington «se ha colocado en una posición difícil» y hace «un uso desafortunado de su condición de anfitrión», guiado por «intereses electorales domésticos». Sin embargo, subraya que quien pierde en última instancia «son los países del hemisferio y sus ciudadanos, incluidos los estadounidenses, y el propio mecanismo de la Cumbre de las Américas».

EE.UU. Y CHINA

La profesora mexicana cree que la exclusión reforzó la «percepción» en América Latina de que a EE. UU «no le importa el resto del continente» y que «sólo la convoca cuando quiere obtener algo», pero «se olvida de ella cuando más necesita (de su ayuda)», como durante la pandemia.

Marín en este punto señala que la Cumbre de las Américas, «desde la propia perspectiva estadounidense, sería una oportunidad para reacercarse a América Latina y el Caribe, una región que ha captado la atención de su rival estratégico, China».

Rosas lamenta la ausencia de una «agenda interamericana» en la Casa Blanca y advierte de la progresiva irrupción en la región de otras potencias. Cree que «China está dominando el Cono Sur» y que el gigante asiático ha sabido extender su influencia durante la crisis sanitaria por la covid-19.

«Hay un declive de EE. UU. en el continente y la región se ha decantado por China y Rusia. La realidad es que América Latina, al ver el abandono de Estados Unidos, ha volteado a ver a otros países», afirmó Rosas.

Marín considera que la «influencia» de Washington en el hemisferio «está siendo cuestionada por su falta de tino al insistir en una política excluyente». «No parece que un enfoque excluyente y confrontacional sea una buena estrategia para competir con rivales estratégicos (como China) que ponen recursos para invertir en la región», añade.

«Creo que las expectativas de los países en el mecanismo de la Cumbre de las Américas y en la Organización de Estados Americanos (OEA) -dos espacios centrales de la proyección hemisférica de Estados Unidos- se han reducido», apostilla.

Esta erosión, destaca Rosas, no viene acompañada de una alternativa, algo a su juicio preocupante: «No tenemos en este momento en el continente, y eso sí es grave, un solo organismo que incluya a todos, yo no creo que ALBA sea la opción».

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