San José, (IICA).-
El trabajo con agricultores de pequeña y mediana escala es fundamental para garantizar que en sus parcelas y hogares haya disponibilidad y acceso a alimentos, pues por su ubicación geográfica son altamente vulnerables a los impactos del cambio climático.
Con la meta de proveer asistencia técnica a pequeños productores agrícolas en el Corredor Seco Centroamericano, expertos en agricultura resiliente y cambio climático del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) brindan herramientas para que el agro de esa zona, una de las más vulnerables al cambio climático en el mundo, se convierta en fuente de desarrollo y alimentos para la población local.
Productores de pequeña y mediana escala de Nandayure, Guanacaste, Costa Rica, quienes son parte del proyecto Sistemas Agroforestales Adaptados para el Corredor Seco Centroamericano (AGRO-INNOVA), compartieron en un Día de Campo organizado por el IICA las experiencias de sus parcelas vitrina con otros agricultores de la zona, con el fin de dar a conocer la capacitación y el acompañamiento técnico que reciben de la iniciativa.
AGRO-INNOVA es un proyecto financiado por la Unión Europea que, desde un enfoque de sostenibilidad y sustentabilidad, busca contribuir a la seguridad alimentaria y nutricional del Corredor Seco Centroamericano y volver a dar valor a la agricultura como agente de progreso. Parte de sus actividades son los días de campo, donde se muestra el trabajo hecho con los pequeños productores.
Roberto Ugalde Marchena, agricultor de Nandayure, es uno de los participantes que recibió capacitación y apoyo de AGRO-INNOVA para potenciar el crecimiento de su negocio local.
Junto con su familia aprendió cómo aprovechar el agua de lluvia a través de la creación de un reservorio. El líquido es canalizado y llevado a un estanque artificial donde se acumula el agua que será utilizada para el riego de sembradíos en la época seca.
En su finca, llamada Star, posee una lechería de doble propósito y hace un manejo eficiente de purines (excretas líquidas y sólidas de bovinos lecheros, agua utilizada en el proceso de limpieza y restos de alimentos) que luego usa para la fertilización de sus campos.
También adquirió conocimientos para tener bancos de forraje de pasto que ensila (conservación de forraje de pasto y plantas, como el Botón de Oro, por medio de fermentaciones) y utiliza en época de escasez de alimentos, como el verano.
Ugalde compartió en el día de campo los logros y avances que ha tenido en su finca después de poner en práctica los modelos de gestión para el desarrollo agrario y estrategias de innovación brindadas por el proyecto AGRO-INNOVA.
“Desde la finca Star queremos transmitir a los demás productores los buenos resultados y las mejoras que hemos tenido con el proyecto al atrevernos a hacer las cosas distintas y ser guiados por especialistas”, comentó Ugalde.
De acuerdo con Mariano Naranjo, técnico especialista de la unidad de área para Costa Rica del proyecto AGRO-INNOVA y responsable de los días de campo, estas actividades de fortalecimiento de capacidades representan un espacio de interacción, cuya importancia radica en visibilizar las tecnologías e innovaciones implementadas en las parcelas vitrinas.
“Se pretende generar un impacto más grande hacia otros productores por medio de la adopción de buenas prácticas, logrando así una mayor resiliencia ante el cambio climático y mejorando sus sistemas de producción”, explicó Naranjo.
“Aunado a esto, se debe tener en cuenta que un gran porcentaje de la producción local está en manos de pequeños productores agropecuarios, teniendo estos un papel clave en el desarrollo social y económico de las comunidades rurales” agregó.
El proyecto AGRO-INNOVA empezó a trabajar en la resiliencia climática y la seguridad alimentaria de los hogares altamente vulnerables de los pequeños productores en América Central desde el año 2019 y esperan impactar a 3000 pequeños productores y 12 organizaciones en seis países del Corredor Seco Centroamericano.