Solentiname (Nicaragua), EFE.-
El poeta y sacerdote trapense Ernesto Cardenal fue enterrado este viernes en un ambiente íntimo, sin ceremonia ni rituales, en su amado Solentiname, un archipiélago paradisíaco en el Gran Lago de Nicaragua, donde fundó una comunidad de artistas, artesanos y religiosos.
Las cenizas del autor de “Cántico Cósmico”, quien afirmó que el Hombre es “polvo de estrellas”, reposan a partir de hoy al pie de “la piedra”, un monumento elaborado por Cardenal hace tres décadas, que simboliza a sus “hijos espirituales” enterrados a su alrededor.
“Nada de piedra dura, sí estás sintiendo”, reclamó un día, en honor del “hijo” Laureano Mairena, en un verso que parecía enfrentarlo a su compatriota Rubén Darío.
“No hemos hecho ceremonia. Fue íntimo, sencillamente íntimo, eso es todo: los trabajadores y nosotros”, dijo a EFE Esperanza Guevara, una de las “hijas espirituales” del sacerdote de la orden trapense, pocos minutos después del entierro, del que muy pocos fueron testigos.
Esta noche los isleños han preparado una velada artística en honor del sacerdote, que pinta más a fiesta que a velorio, quizá porque nadie más que ellos comprenden lo que la muerte significaba para Cardenal.
“Morir no es salir del universo, sino profundizar en el, y la muerte es una mayor intimidad con el”, escribió el poeta el 6 de enero pasado, en un papelito que Guevara guarda como el mayor tesoro del cosmos.
COMO LA ÚLTIMA CENA
El entierro del padre en el archipiélago, uno de los sitios más aislados y bellos de Nicaragua, fue estratégicamente pensado para que no hubiera nadie más que Guevara y su esposo, Juan Bosco Centeno, otro “hijo” del poeta.
“Toda la familia de sangre tomó sus medidas, todas las medidas, tal vez también tendríamos que preguntar por qué la ‘última cena’ fue de noche y escondidos… sin miedo, las estrategias siempre son válidas”, comentó Guevara.
Al igual que Jesucristo y los apóstoles, Cardenal se consideraba un “perseguido” político del presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, de quienes se distanció tras 1990, luego de ser el ministro de Cultura del primer Gobierno sandinista, liderado por el actual mandatario.
El pasado martes agrupaciones sandinistas profanaron la misa de cuerpo presente en honor de Cardenal, que incluyó golpes y robos de pertenencias a periodistas y asistentes, lo que obligó a los familiares a sacar el féretro por un costado de la catedral de Managua, para evitar la agitación.
Tras la profanación, el cuerpo del sacerdote fue cremado e inmediatamente trasladado hacia Solentiname, bordeando el norte del Cocibolca (Gran Lago de Nicaragua), hasta llegar al nacimiento del Río San Juan, para luego surcar el espejo de agua, que esta semana se ha mostrado especialmente agitado.
ETERNA HUMILDAD
Lejos de lamentar la austeridad con la que fue enterrado en Solentiname el autor de “Hora cero”, uno de los poetas vivos más prestigiosos de Latinoamérica hasta el momento de su muerte el pasado domingo, Guevara celebró la sobriedad.
“La humildad de él y la sencillez eran su máxima, su principal característica: su humildad, su sencillez, su simpleza”, recordó.
La simpleza de Cardenal todavía se puede observar en su pequeña cabaña de madera junto a un enorme guanacaste, frente al Gran Lago de Nicaragua: Una habitación para escribir, una para dormir, el pasillo, un área sin techo para observar las estrellas y hasta cuatro hamacas, la que da al Cocibolca, su preferida.
Esa sencillez, lejos de crear un vacío, resalta la presencia de Cardenal, con el sonido que emite el suave devenir de las olas, el viento entre los árboles, y el ronroneo del motor de una lancha a lo lejos.
“No siento que se haya ido”, dice Guevara, apoyada en la hamaca preferida del sacerdote que una vez elevó la “Oración por Marilyn Monroe”.
Justo en ese momento entra Centeno, señala el “observatorio astronómico” de Cardenal, y entre risas comenta que “ahí se acostaba a ver las estrellas para escribir locuritas”, como si el poeta se estuviera riendo con él desde alguna galaxia.
CELEBRACIÓN
Para este mismo viernes los isleños esperan un ambiente más festivo, durante la velada que han preparado en su honor, en el templo religioso que todavía expone los dibujos creados por un grupo niños hace más de 40 años, cuando el sacerdote les enseñó que Dios también pensaba en los más pequeños.
Guevara no descartó que se entone la misa campesina, creada por el cantautor nicaragüense Carlos Mejía Godoy, inspirado en la obra religiosa de Cardenal, denominada “teoría de la liberación”.
A pocos metros del templo está el monumento junto al que descansa el poeta, o mejor dicho sus restos, porque él ya lo decía en sus versos: “Nuestra carne y nuestros huesos vienen de otras estrellas y aun tal vez de otras galaxias, somos universales, y después de la muerte contribuiremos a formar otras estrellas y otras galaxias”.
“De las estrellas somos y volveremos a ellas”, agregó.